De nada sirvió que dos meses después del levantamiento de Semana Santa en 1987, el Congreso sancionará la ley de Obediencia Debida y que clausuró cientos de juicios e investigaciones contra militares represores.
A pesar de conseguir ese instrumento a su favor, los militares “Carapintadas” encabezados por el coronel Aldo Rico seguían en permanente ebullición jaqueando el gobierno de Raúl Alfonsín.
En ese escenario, el 15 de enero de 1988, Rico se fugó de su lugar de detención –una casa en un country de Pilar—y desapareció cuando el entonces jefe del Ejercito Dante Caridi intentaba mantener entre cajas al líder carapintada y juzgarlo con sus pares por el levantamiento contra la Democracia de nueve meses antes.
Rico, planificó su huída y a la vez un nueva sublevación militar que se materializó tres días después cuando apareció nuevamente con el color del betún en su rostro en el regimiento 4 de Monte Caseros, en Corrientes.
Con 60 militares más que les respondieron, y 200 suboficiales, los “Carapintadas” lograron levantar a este regimiento del norte argentino y desde allí volver a “presionar” al gobierno nacional a través de un no reconocimiento de los altos mandos militares.
El discurso fue parecido a abril de 1987 : No era un ataque contra la Democracia sino contra el generalto liberal que dominaba el Ejército, y con la amenaza de “no ceder” y “defenderse de cualquier ataque”, Rico y sus muchachos se atrincheraron en el predio militar.
Poco duró esa amenaza, los militares que respondían al gobierno cercaron el regimiento y luego de negociaciones arduas lograron la rendición de Rico que inmediatamente fu pasado a retiro y detenido, mientras que más de 400 oficiales leales al ex héroe de Malvinas fueron dados de baja.
De esta manera, por la vía administrativa de descabezó el movimiento “Carapintada” que respondió a Rico, aunque la salida del ex intendente de San Miguel, dejó el camino libre a otro “rebelde”: Mohamed Alí Seneildín y un importante grupo de suboficiales que lo acompañaron en sus nuevos reclamos.
Dos años después de estos hechos que cumplen por estos días 20 años, Rico fue beneficiado por un indulto del ex presidente Carlos Menem y así pudo ingresar a la arena política la fundar el partido MODIN.
Con esa fuerza en 1991, se convirtió en la tercera fuerza en la provincia de buenos Aires y durante los noventa llegaría a ocupar una banca de diputado, la intendencia de San Miguel y un cargo de ministro de Seguridad bonaerense en 1999.
Rico, el sublevado, que en aquellos tórridos días de enero de 1988 disparó su verborragia ante los medios periodísticos y dejó una frase que definió su perfil, y se enorgullece de repetirla aún hoy: “La duda es la jactancia de los intelectuales”.
A pesar de conseguir ese instrumento a su favor, los militares “Carapintadas” encabezados por el coronel Aldo Rico seguían en permanente ebullición jaqueando el gobierno de Raúl Alfonsín.
En ese escenario, el 15 de enero de 1988, Rico se fugó de su lugar de detención –una casa en un country de Pilar—y desapareció cuando el entonces jefe del Ejercito Dante Caridi intentaba mantener entre cajas al líder carapintada y juzgarlo con sus pares por el levantamiento contra la Democracia de nueve meses antes.
Rico, planificó su huída y a la vez un nueva sublevación militar que se materializó tres días después cuando apareció nuevamente con el color del betún en su rostro en el regimiento 4 de Monte Caseros, en Corrientes.
Con 60 militares más que les respondieron, y 200 suboficiales, los “Carapintadas” lograron levantar a este regimiento del norte argentino y desde allí volver a “presionar” al gobierno nacional a través de un no reconocimiento de los altos mandos militares.
El discurso fue parecido a abril de 1987 : No era un ataque contra la Democracia sino contra el generalto liberal que dominaba el Ejército, y con la amenaza de “no ceder” y “defenderse de cualquier ataque”, Rico y sus muchachos se atrincheraron en el predio militar.
Poco duró esa amenaza, los militares que respondían al gobierno cercaron el regimiento y luego de negociaciones arduas lograron la rendición de Rico que inmediatamente fu pasado a retiro y detenido, mientras que más de 400 oficiales leales al ex héroe de Malvinas fueron dados de baja.
De esta manera, por la vía administrativa de descabezó el movimiento “Carapintada” que respondió a Rico, aunque la salida del ex intendente de San Miguel, dejó el camino libre a otro “rebelde”: Mohamed Alí Seneildín y un importante grupo de suboficiales que lo acompañaron en sus nuevos reclamos.
Dos años después de estos hechos que cumplen por estos días 20 años, Rico fue beneficiado por un indulto del ex presidente Carlos Menem y así pudo ingresar a la arena política la fundar el partido MODIN.
Con esa fuerza en 1991, se convirtió en la tercera fuerza en la provincia de buenos Aires y durante los noventa llegaría a ocupar una banca de diputado, la intendencia de San Miguel y un cargo de ministro de Seguridad bonaerense en 1999.
Rico, el sublevado, que en aquellos tórridos días de enero de 1988 disparó su verborragia ante los medios periodísticos y dejó una frase que definió su perfil, y se enorgullece de repetirla aún hoy: “La duda es la jactancia de los intelectuales”.
ROB/
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