miércoles, 5 de septiembre de 2007

A 35 AÑOS DE LA MASACRE DE MUNICH


La madrugada del 5 de septiembre de 1972, Europa fue el escenario del primer gran atentado terrorista impulsado una facción de guerrilleros árabes y que tuvo como escenario los Juegos Olímpicos de Münich, donde fueron asesinados 11 atletas israelíes a manos del grupo palestino “Septiembre Negro”. El secuestro y matanza como los deportistas judíos se anticipó en tres décadas a los ataques a las Torres Gemelas de Nueva York y al atentado a la estación de trenes de Atocha en Madrid, hechos terroristas que conmovieron al mundo, en 2001 y 2004, respectivamente. La organización secreta palestina “Septiembre negro”, con lazos muy fuerte a la OLP de Yasser Arafat, y que operaba en Europa desde 1970, ideó y planificó el secuestro de los deportistas con el fin de realizar un canje de prisioneros árabes detenidos en cárceles de Israel, pero la forma en que se desencadenó el ataque hizo que el hecho terminará en una tragedia. Si bien la Villa Olímpica de Munich se encontraba sitiada de fuerzas de seguridad, el número de policías y militares no significaba que estos estuvieran preparados para ataques terroristas, sumado a una condición crítica de presión por estos juegos que se realizaban en la Alemania Occidental y que buscaban borrar el estigma del encuentro deportivo de 1936, en Berlín, que tuvo el fuerte signo del nazismo. A las cinco de la mañana de ese 5 de septiembre de 1972, un grupo de ocho terroristas con su rostros cubiertos de pasamontañas ingresaron saltando las vallas de dos metros de la Villa y se dirigieron con precisión militar a las habitaciones donde estaban los deportistas del Estado judío. Once de los deportistas lograron huir en el momento del asalto, mientras nueve fueron tomados prisioneros en sus habitaciones donde dormían. Las dos primeras víctimas fueron el entrenador de lucha, Moshé Weinberg, de 33 años, que llegaba de comer de un restaurante y el levantador de pesas Joseph Roamno, quienes fueron asesinados la intentar resistirse a la toma de rehenes. Las negociaciones fueron arduas y tuvieron como protagonistas al gobierno alemán, al presidente de Egipto y al gobierno israelí. Los secuestradores quieren un avión para llegar a un país árabe, y a las nueve de la noche salen de la Villa en dos micros que los acercan a dos helicópteros que lo esperan para el primer tramo de la fuga. Los nueve atletas van con sus manos atadas a las espaldas y con los fusiles apuntando a sus cabezas. Así llegan al aeropuerto de Munich donde un avión de Lufthansa lo espera solo con la tripulación en medio de la pista. Primero baja el líder del grupo, sube la avión lo revisa y ordena al resto que suba, cuando el primer grupo camina por la pista, se encienden potentes luces en el aeropuertos y dar comienzo un infernal tiroteo entre los secuestradores y los tiradores del ejercito alemán con poca preparación para este tipo de ataques. Allí mueren otros tres atletas y cuatro palestinos, mientras los restantes estaban divididos entre el avión y el segundo helicóptero. Reciben la orden de entregarse y antes de hacerlo uno de los terroristas escapa y tira tras de si dos granadas que convierten en una bola de fuego a la nave donde estaba el resto de los deportistas. Los juegos se enlutaron, hubo bandera a media asta hasta el final. En Tel Avid los cuerpos de las víctimas recibieron funerales de honor en medio del llanto de un país entero, mientras los atletas de otros países pero de origen judío, como la máxima estrella estadounidense, el nadador Mark Spitz –ganador de siete medallas doradas—es sacado de Alemania en medio de un fuerte operativo de seguridad. A partir de ese momento, por una iniciativa secreta de la primera ministro Golde Meir, se organizó un grupo de leite de la Mosad para dar con los paraderos y asesinar a cada uno de los integrantes sobrevivientes de aquel atentado. La caza duró más de una década y se convirtió en una seguidilla de muertes de dirigentes palestinos y luego de los, propios victimarios que de cazadores pasaron a cazados. Una historia cruda que fue magistralmente reflejada en la película “Munich” que dirigió en 2005 Steven Splielberg. ROB/Publicado por Asteriscos.TV

martes, 4 de septiembre de 2007

40 AÑOS DEL GOLPE A ILLIA, EL PRINCIPIO DE LOS TIEMPOS OSCUROS


Un palaciego golpe de Estado construido por una combinación de fuerzas militares y civiles provocó hace 40 años la caída del Gobierno democrático del radical Arturo Illia, cuyo derrocamiento inició un proceso oscuro y violento en la historia argentina.

Sin un disparo, la asonada cívico-militar que condujo el general retirado Juan Carlos Onganía hizo caer a un endeble gobierno que había accedido al poder dos años y medio antes.


Este golpe de Estado no fue antiperonista, como el gestado en1955 por la autodenominada "Revolución Libertadora", sino que atentó contra el sistema político - partidario en su totalidad y fue un preludio de los nefastos años 70.


La "Revolución Argentina" despertó con el alba del 28 de junio de 1966, aunque se gestó desde mucho tiempo antes, desde el mismo día que Illia ganó las elecciones con sólo el 25,76 por ciento delos votos.


Fue además uno de los gobiernos más cortos de la historia al durar dos años y ocho meses, sólo superado en ese sentido por la segunda gestión de Hipólito Yrigoyen de 1928 a 1930.


La situación de un país en pleno proceso de lucha interna entre peronistas y antiperonistas tuvo en el acotado período de gobierno del médico radical un capítulo clave para entender los años que vendrían después.


La decisión de proscribir al peronismo en las elecciones de 1963 desató el desbande de opción de buena parte de la población,que dejó un alto caudal de votos en blanco, el más alto de la historia argentina.


En medio de esa respuesta vertical a la determinación del líder del justicialismo, Juan Domingo Perón, tuvo también como escenario la disputa que desde el sindicalismo le hacía al viejo dirigente el metalúrgico Augusto Timoteo Vandor.


Bajo ese paragüas, el Gobierno de Illia estuvo acosado desde el principio y poco pudo hacer ante las presiones que llegaron desde los sectores militares y los grupos civiles indentificados con los bloques peronistas del Congreso y los sindicalistas.


A pesar de esta realidad, Illia -un dirigente radical nacido enPergamino pero formado políticamente en Cruz del Eje (Córdoba)-impulsó importantes cambios, que no pasaron inadvertidos por sus enemigos.


Impulsó un aumento del presupuesto de la Educación al 20 por ciento, anuló los contratos de las empresas petreoleras que se habían gestado durante el Gobierno de Arturo Frondizi y estableció una nueva Ley de Medicamentos que acotó el poder de los laboratorios extranjeros.


El Presidente aguantó los embates de cada uno de los sectores y hasta intentó frenar el avance de los militares y en esa línea buscó aliarse con un general democrático para promoverlo como jefe del Ejército.


De esa manera, Illia intentó con Carlos Caro frenar las ambiciones de Onganía, que desde su retiro de la fuerza, en diciembre de 1965, se convirtió en el "candidato de todos".


El golpe llegó, como era habitual en esos años, durante la madrugada del 28 de junio, con un militar avisando al Presidente de una decisión tomada y que no dejó posibilidad de réplica.


Illia, con una dignidad que aún se recuerda, increpó a los golpistas, los acusó de "cobardes e indignos" y se retiró por la puerta principal de la Casa Rosada, vitoreado por sus seguidores.


El radical fue uno de los presidentes más austeros de la historia, con una cotidianidad de hombre de pueblo, con costumbres de tomar mate con cualquiera en la Casa de Gobierno y de salir a la Plaza de Mayo a tomar el sol de la siesta.


Soportó con dignidad las ofensas a su figura y nunca se molestó con la prensa y sus opositores que llegaron a denominarlo"la tortuga", por su supuesto accionar lento en el Gobierno.


Lo que siguió después fue un Gobierno decidido a perpetuarse en el poder, a fuerza de bastonazos y represión, un sueño que a Onganía se le acabó por otro golpe, esta vez de sus propios pares militares.


ROb/ Publicado en la agencia Noticias Argentinas/Diario El Día/ La Gaceta de Tucumán/ Infobae.com; el 28 de junio de 2006

ILLIA-LAS COSTUMBRES DE UN PRESIDENTE DISTINTO


Las costumbres del ex presidente Arturo Illia fueron parte del sello de su personalidad, lo cual quedó demostrado durante el tiempo en que fue jefe deEstado con gestos y actitudes poco frecuentes.

El dirigente radical, médico de profesión, era un hombre inquieto que llegaba muy temprano a la Casa de Gobierno, dormía la siesta plueblerina y luego trabajaba hasta altas horas de la noche en su despacho.

También le gustaba salir de su lugar de trabajo y recorrer los pasillos de la Casa de Gobierno y, sin avisar, se acercaba a distintas oficinas oficiales y administrativas de la sede gubernamental.

Nunca perdió su mañas de médico de pueblo y siempre tenía una respuesta precisa para cualquier dolencia de sus colaboradores y sus recetas, más cercanas a las caseras, eran un clásico entre sus funcionarios.

En una oportunidad, Illia salía de su despacho para una cita oficial cuando se detuvo para observar uno de los granaderos que lo custodiaba y se quedó mirándolo fijamente.

El granadero estaba pálido y con signos de transpiración, por lo cual el Presidente le pidió que le sacara la lengua para poder revisarlo: "déjeme ver la garganta, mi hijo", solicitó Illia.

El conscripto se quedó paralizado y sin responder al pedido del jefe de Estado, por lo cual el oficial superior que acompañabala salida de Illia del despacho le ordenó: "¡Granadero, sáquele la lengua al Presidente!".

El joven, lleno de temor, no le quedó más que acatar la orden de su superior y le mostró la lengua al Presidente que detectó una angina y lo mandó a hacer reposo por 48 horas.

En otro oportunidad, durante un fin de semana frio y lluvioso,Illia se apareció de sorpresa en el sector de descanso de los granderos en la quinta de Olivos y se quedó, como tantas veces, a tomar mate y escuchar la historias que le relataban los hombres que tenían la responsabilidad de cuidarlo.

Sin embargo, hubo un día que una de sus actitudes causó temor entre sus custodios, cuando desapareció de su despacho y nadie lo podía encontrar en ninguna dependencia de la Casa de Gobierno.

El temor desapareció después, cuando alguien vio al presidente Illia en la Plaza Colón, detras de la Rosada, dándole de comer a las palomas.

ROB/Publicado en la agenccia Noticias Argentinas/Diario Popular/ 27 de junio de 2006

domingo, 2 de septiembre de 2007

EL DIA QUE PERON EMPEZO A MORIRSE




-Siete meses antes de su fallecimiento, el ex presidente JuanDomingo Perón sufrió una fuerte descompensanción que lo dejó alborde de la muerte e inició la cuenta regresiva que desembocaríacon su desaparición física, ocurrida el 1 de julio de 1974.

A sólo 40 días de haber asumido la tercera presidencia, el líder del partido peronista demostró la flaqueza de su salud, y ese hecho se transformó en una demostración cabal que Perón llegó al poder ya con su salud muy deteriorada.

La noche del 21 de noviembre de 1973, el carismático líder repitió un cuadro ya habitual en él, que incluía fátiga, falta de aire y dolores en el pecho, pero esta vez con una persistencia que no se podía superar con la medicación habitual.

La falta de atención médica frente a una urgencia como esta en la residencia de la calle Gaspar Campos 1075, en el partido de Vicente López, desnudó el descuido que sufría el presidente de la Nación, quien esa noche casi se muere.

Este hecho confirmaría tiempo después una verdad que nadie quería aceptar: Perón tenía su salud deteriorada y no podria hacerse cargo de las responsabilidades de un jefe de Estado.

El grave cuadro se materializó luego de un breve viaje de Perón a Montevideo y tras un acto a bordo de un portaaviones, que incluyó una jornada de viento polar y exigencia física con subidas y bajadas de escaleras dentro de la nave.

Cuando el ataque de produjo solo estaban en la residencia personal de Perón su esposa, María Estela Martínez, el ministro de Bienestar Social, José López Rega y el custodio personal del general, Juan Esquer.

La desesperación de López Rega e Isabelita al no poder hallar en su domicilio al médico personal del jefe de Estado, Pedro Cossio, movilizó a Esquer quien salió a la calle, a ciegas abuscar un médico para salvarle la vida a Perón.

El custodio se dirigió a la Clinica de Olivos y allí, dos facultativos internos del santorio pivado, Luis Gilardi y CarlosGalvagni, se dirigieron a Gaspar Campos.

En una rápida reacción, los dos médicos intentaron reamimar alveterano dirigente político de 78 años que estaba sentado al bordede la cama, inquieto, nervioso, con falta de aire y un dolor punzante en el pecho.

Perón ya había sufrido dos infartos anteriormente, y con varios episodios de anginas de pecho "con dolores intensos y espontáneos", según señaló en su momento otro de sus médicos de cabecera, el ex ministro Jorge Taiana.

Uno de estos hechos ocurrió el mismo vuelo de regreso de Peróna país, el 20 de junio de 1973, y que tuvo un agravamiento mayor luego de la tragedia de Ezeiza que afectó mucho al tres veces presidente de la nación.

Durante el vuelo, según revela Taiana -padre del actual canciller- en su libro "El Ultimo Perón", el cuadro fue superado, en el avión charter, tras hacer una ingesta de whisky ante la falta de medicación adecuada.

En esa noche calurosa de noviembre, Perón no llegó a dormirse cuando la presión en el pecho lo puso ansioso y comenzó a caminar por su cuarto sin que nadie pudiera calmarlo, y en ese estado de nervios lo encontraron los médicos Gilardi y Galvagni.

Con una presión por las nubes, y expectorando mucosa con sangre, Perón recibió una medicación de urgencia que luego de un largo rato lo estabilizó, aunque nunca se le pudo quitar la mascarilla de óxigeno que le colocaron desde el inicio del episodio.

La imagen, según los testigos de esa noche era patética:Isabelita lloraba sin otra reacción en un rincón del cuarto de la casona de Vicente López, mientras López Rega, de pie, sostenía la máscara de óxigeno mientras murmuraba palabras inteligibles.

Mientras los médicos del barrio actuaban y le salvaban la vida a Perón, un móvil policial trajo desde el Barrio Norte hastaVicente López a Cossio en seis minutos.

Cossio aprobó lo realizado por los médicos y según explicó luego en la historia clinica del ex presidente -que estuvo más de treinta años clasificada como documentos sin acceso- dijo que Perón sufría de "edemas pulmonares, trombosis aórtica y una notable cardiopatía", cuadros que empezaron a manifestarse a fines de 1972 en Madrid.

Perón, quien ya había sido operado de un cáncer de próstata en1971, tenía un cuadro de salud para su edad que no era muy aconsejable para una intensa actividad presidencial.

La especial situación política que vivió la Argentina en 1973 lo llevó a encabezar la lista del PJ en las elecciones de septiembre que lo consagraron como presidente por tercera vez en la historia.

Este hecho, ocurrido a pocos días de su asunción, provocó quedesde ese momento se le designarna tres enfermeras en forma permanente y el desplazamiento de una unidad coronaria móvil del Hospital Italiano a su casa.

Semanas después, por pedido de sus médicos (Cossio, Taiana yJorge Liotta) se mudó de la casa que tanto disfutaba en VicenteLópez a la Quinta de Olivos -lugar que nunca le agradó- para poder estar mejor atendido en caso de una urgencia.

A partir de ese 21 de noviembre de 1973, la salud del presidente fue en constante deterioro y tuvo una acelaración llamativa en los últimos dos meses de su vida que finalizó a las10:30 de la mañana del 1 de julio de 1974.

ROB/Publicado en la agencia Noticias Argentinas, 15 de octubre de 2006

Cuando Argentina sintió el escozor de la Primera Guerra Mundial



La certera bomba de un submarinoalemán, que dio en el blanco en un buque de bandera nacional, involucró hace 90 años a la Argentina en la Primera Guerra Mundialy puso en juego la histórica neutralidad del país en este tipo deconflictos internacionales.

El 4 de abril de 1917, el velero "Monte Protegido", de bandera argentina, con capitán y tripulantes de origen noruego (país que también era neutral en la Gran Guerra), fue alcanzado por un submarino alemán frente al archipiélago de Scilly, pertenciente alas Islas Sorlingas, al suroeste de Gran Bretaña.

El barco, que llevaba en su interior una carga de lino con destino a Rotterdam y había partido de Buenos Aires 20 días antes, navegaba por aguas de una zona de bloqueo impuesta por los alemanes desde el inicio de la guerra, en 1914.

Días después, en una zona muy cercana, fue hundido otro barco de bandera argentina, el "Toro", que llevaba carnes, embutidos yalimentos hacía Francia, en un incidente que tampoco tuvo víctimas fatales.

Cuando la información llegó a Buenos Aires, el presidente radical Hipólito Yrigoyen vivió una crisis interna que puso en juego la decisión de mantener la neutralidad en el conflicto armado y tensó las relaciones argentino-germanas.

La determinación del país de mantenerse fuera de la Primera Guerra fue asumida por el presidente Roque Sáenz Peña, quien murió el mismo año del inicio de las hostilidades (1914), y continuada luego por su reemplazante, el vicepresidente Victorino de la Plaza.

A partir de la llegada al poder del líder radical en 1916, la guerra ya estaba en su apogeo y con la participación de losEstados Unidos, que ingresó por la utilización de los alemanes de su nueva arma, los submarinos, que ya habían hundido varios barcos norteamericanos y provocado cientos de muertes.

Sin embargo, las buenas relaciones entre la Argentina y el Imperio alemán hizo muchas veces que los europeos buscaran que el país saliera de su neutralidad, para impedir el abastecimiento de productos alimenenticios a sus enemigos.

En el puerto de la capital argentina había estacionados cinco barcos mercantes de origen alemán a la espera de su carga de carnes, cueros y trigo para la Alemania en guerra, que fueron vigilados por una fuerte custodia del Ejército por temor a nuevos ataques de militantes socialistas y anarquistas.

La Argentina tenía tras su decisión de neutralidad un claro objetivo comercial, que era continuar con las exportaciones yaumentarlas a niveles inimaginables a raíz de la situaciónconflictiva de Europa.

El 10 de abril, el embajador argentino en Londres, Arturo Parker, hizo el reclamo correspondiente ante el Reino Unido y el 22 de ese mes el Gobierno argentino reclamó a su par alemán señalando que el incidente "ponía en tela de juicio la neutralidadargentina y las relaciones cordiales" entre ambos países.

En ese marco, se formulaba la necesidad de que Alemania extienda al Gobierno nacional un "pedido de disculpas y unareparación material".

A esas acciones diplomáticas se le contrapuso un clima hóstil que se vivía internamente, primeros en las calles de Buenos Aires y luego en los ámbitos del gobierno entre el oficialismo y la oposición.

La Policía debió reprimir a militantes -muchos de origen italiano, español e inglés, junto a socialistas y anarquistas-que asaltaron y destrozaron varios negocios céntricos de capitales germánicos y el reconocido Club Alemán, que fue saqueado.

El 22 de abril de 1917, el mismo día que el Gobierno argentino envió su protesta a las autoridades alemanas, una manifestación presidida por Francisco Barroetaveña, el socialista Alfredo Palacios, y el entonces nacionalista Ricardo Rojas, condenó el hundimiento del "Monte Protegido", exigiendo además la ruptura de vínculos con Alemania.

Un mes después hubo una nota de reparación por parte de los alemanes, el retiro de su embajador, cuestionado por la Argentina porque justificó el ataque, lo cual satisfizo a Yrigoyen, quien dio por concluído el incidente.

En 1921, tres años después de terminar la Primera Guerra,recién se hizo la reparación histórica cuando Alemania realizó el desagravio a la bandera argentina en un acto que se realizó a bordo del acorazado "Hannover", a cargo del secretario de Estado germano Luis von Simons, y del embajador argentino en ese país, Luis Molina.

ROB/Publicado en la agencia Noticias Argentinas, el 3 de abril de 2007