El vagabundo del traje negro y el bigote burlón ya había conquistado al mundo cuando en marzo de 1931, su creador Charles Chaplin paseaba por Europa y conoció al argentino Carlos Gardel, durante un espectáculo en la ciudad francesa de Niza.
Los historiadores de ambas estrellas así lo certificaron en diferentes biografías oficiales y en la misma sintonía reconocieron una profunda afinidad entre los dos desde el primer momento.
Chaplin quedó maravillado por la voz del “mudo” y fundamentalmente por su carisma y, tras presenciar la actuación del cantante argentino, lo invitó a su mesa a compartir una botella de champaña.
Esa noche, en el “Palais de la Mediterraneé” en la ciudad de la Costa Azul se había reunido un nutrido grupo de argentinos para presenciar el debut en tierras galas de la orquesta de Julio de Caro, momento en el cuál llegó Chaplin acompañado por amigos, entre ellos el actor César Romero, años después reconocido mundialmente por su papel del “Guasón” en la serie televisiva “Batman”.
La noche se hizo larga, con relatos mutuos en francés, el idioma que ambos hablaban, y mientras compartían experiencias se dejaron rodear por bellas admiradoras que hicieron augurar una noche muy atractiva para ellos: dos mujeriegos empedernidos.
La fiesta continuó en una residencia de la Costa, donde la “protectora” de Gardel en Europa, Sadie Baron Wakenfield realizó una reunión para Chaplin y donde "El morocho del Abasto" le cantó acompañado sólo por su guitarra.
Chaplin, según cuenta una de las biografías de Gardel, quiso saber como era su imagen en Sudamerica y, el “Carlitos” argentino lo sorprendió con una frase en castellano que alguien tuvo que ayudar a traducir al inglés.
“Te metiste a todos los criollos en el bolsillo”, le dijo el “mudo”, una frase que cuando logro entenderla —varios minutos después— el creador de “Tiempos Modernos” recordó con simpatía por muchos años.
Gardel había intentado ya en Argentina y en Francia comenzar a hacer cine pero no había quedado conforme con su imagen en la pantalla, y en ese marco, le relató esa noche mágica a Chaplin que tenía para los próximos días “una prueba” para una película de la Paramount en Paris.
El genial bufo recordó años después que esa noche le “auguré mucho éxito en el cine a Charles y después con lo que hizo en Hollywood no me equivoqué”.
En un diálogo con uno de los historiadores de Gardel, Juan Carlos Ocaña, este reconoció que el encanto que despertó Gardel en Chaplin lo llevó a invitarlo a ser su huésped en su mansión de Los Angeles cuando el argentino se instaló años después para hacer su fulgurante carrera cinematográfica.
Chaplin poco podía entender de las letras de las canciones de Gardel, pero como músico que también era, tenía debilidad por las melodías de algunos temas, en especial “El día que me quieras”.
Algunos biógrafos de Chaplin cuentan que el actor fue uno de los mayores promotores de Gardel en Hollywood y que lo proponía para muchas de las fiestas de sus amigos, que en la década del treinta eran verdaderos bacanales de excentricidades, alcohol y sexo.
También que tenía pensado en algún momento comprar el contrato de la Paramount para llevarlo a su propia compañía “Artistas Unidos” para explotar más la imagen de “latino seductor” de Carlitos Gardel.
En julio de 1935, a días del trágico accidente que truncó la vida del mejor cantante de la Argentina, una periodista de una revista de Nueva York le consultó a Chaplin sobre Gardel.
“Siempre me impresionó hondamente. Tenía un don superior al de su voz y su figura y una enorme simpatía singular con la que se ganaba de inmediato el afecto de todos y de todas. Perdí a un gran amigo y el cine a una de sus figuras más importantes con mucho futuro”, dijo Chaplin sobre Gardel.
Otras de las coincidencias que unieron a ambos fue la fascinación que tenían por Francia y por Suiza, y fue en ese último país, el lugar que eligió Chaplin para vivir, primero su largo exilio de Hollywood tras escapar del marcartismo en la década del cincuenta.
Fue el sitio que optó para esperar su muerte a los 88 años, silenciosa, sin estridencias, la madrugada del 25 de diciembre de 1977, hace 30 años, la noche de Navidad, sin dudas una humorada más del bufo, a quien no le gustaba celebrar esta fiesta.
ROB/Publicada en Asteriscos.Tv
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