El ex presidente Arturo Frondizi inicio el 1 de mayo de 1958 uno de los períodos institucionales del país más importantes del siglo XX, con una visión muy fuerte en el desarrollo de la Argentina apostando a abandonar la idea de ser solo una nación ganadera y agrícola y sumarse así al crecimiento industrial mundial.
Una mirada tan revolucionaria de la economía y del progreso tenía invariablemente que chocar con visiones más miopes del futuro, anudadas a las crisis políticas internas de un país, que aún de debatía entre la fuerza arroladora del peronismo y las ambiciones de poder de los militares.
Hace medio siglo, Frondizi tuvo muy claro varios aspectos claves para desarrollar una nación, y alcanzó el gobierno tras ser elegido por una importante cantidad de votos, tras llegar a un acuerdo con el exilio Juan Domingo Perón y contar con el apoyo de esta fuerza política.
Con el peronismo prohibido por la Revolución Libertadora que lo despojó del poder en 1955, el dirigente radical, conductor de su partido, entendió que debía unir esas voces calladas a un futuro gobierno de su partido y allí chocó con una franja de la UCR que pensaba totalmente lo contrario.
Ese grupo encabezado por Ricardo Balbín lo obligó a exiliarse del centenario partido y crear la agrupación de radicales intransigentes que vencieron a los tradicionalistas y llegaron al poder con el voto de los peronistas.
Frondizi había enviado a principio de 1958 a Caracas para entrevistarse con Perón a su hombre de mayor confianza, Rogelio Frigerio quién le prometió al líder del PJ entre otros puntos la amnistía para su partido y la posibilidad de volver a hacer política.
Una de esas primeras iniciativas también fue devolverle el poder a los gremios peronistas, una pauta que cumplió en los primeros meses de gobierno ante la mirada de seño fruncido de los militares.
Para Frondizi, fuertemente influenciado por el gran cerebro de su gobierno, Frigerio, la salida estaba en el desarrollo de las industrias básicas: petróleo, siderurgia, maquinarias ya que eso permitiría abastecer a la industria liviana y liberaría recursos que antes se destinaban a importar.
Además, la producción agropecuaria también se beneficiaría, con la abundancia de energía, maquinaria, combustibles y productos químicos que posibilitarían su tecnificación y modernización.
Esas iniciativas trajeron muchas inversiones al país que se sumó al gran desarrollo de científicos e investigadores, a una nueva ley de Educación revolucionaria y del importante logro del autoabastecimiento de petróleo.
Sin embargo eran tiempo difíciles para el país. Los militares sentían la “responsabilidad” de ser la columna moral y de control de las instituciones, aún fuera del poder, dotando a la Democracia de una endeble posición que dejaba muy poco margen para los grandes cambios.
La política exterior de Frondizi también fue atractiva, con una buena relación con Estados Unidos, una integración regional con Brasil y un fuerte reconocimiento a Cuba, tras la revolución que llevó al poder a Fidel Castro.
La entrevista realizada con el “Che” Guevara enojó a los militares y luego a EE.UU en una situación que lo llevó a romper relaciones con el país caribeño en 1962.
De todas formas en las elecciones legislativas de 1960 se hizo notar la presión interna cuando el voto en blanco peronista alcanzó el 25 por ciento y el del radicalismo solo el 20, una situación que llevó a terminar de cumplir el pacto con Perón y habilitar en todo el país al Justicialismo.
Ya jaqueado por lo militares, en marzo de 1962, el PJ ganó en las elecciones a gobernadores en 10 de 14 provincias, una victoria que incluyó la estratégica Buenos Aires, una situación que llevó a los militares a ejercer toda su presión para que el radical impugnara el acto comicial.
Andrés Framini, el gobernador bonaerense electo, nunca asumió y el gobierno de Frondizi tuvo los días contados hasta que llegó el golpe del 29 de marzo de 1962, en una nueva mueca tragicómica de la historia de Argentina.
El país atrasó varias décadas y en el año de centenario del nacimiento de Frondizi (28 de octubre de 1908) muchos políticos destacan su gobierno e impulsan aún sus ideas renovadoras hace medio siglo. La Argentina perdió allí una gran oportunidad, la que impulso ese dirigente que tenía la virtud de pensar como un hombre de acción y actuar como un hombre de pensamiento.
ROB/
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